DE LO QUE HE SIDO TESTIGO GRACIAS A LAS CARTERASUna de las armas secretas más importantes de la mujer

Echate pa' acá... Esta vez quiero hablar contigo mujer. Confiese, no hay algún artículo al que el hombre deba temer más que a su cartera. Usted sabe muy bien que este accesorio es parte esencial del atuendo y la mayoría bien que sabe sacarle el máximo provecho. Las hay de todo costo y en cualquier material, color, forma o textura. Como dice un amigo mío “No cabe duda y duda se tuvo que ir a pié”; sus carteras son una de sus más importantes armas secretas.

Admito que me he dado cuenta de que en ellas guardan infinidad de cosas y porquerías. Es incuestionable que a mayor tamaño, mayor preparadas están. Sus carteras son como el antiguo eslogan de una famosa cadena de farmacias "siempre cerca para darte una mano". 

A ver, levante la mano si ahora mismo tiene un cepillo, pasta de diente o hilo dental. Me atrevo a apostar que alguna otra tiene recibos y papeles que ni tan siquiera ha vuelto a mirar. Lo ve, usted sabe que no miento y eso es solo un poco de la infinidad de cosas que podemos encontrar en su amiga inseparable.

Les voy contar una que otra experiencia. Recuerdo bien hace varios años cuando cursaba mi bachillerato. Un grupo de compañeros conversábamos y otro interrumpió para preguntar por un encendedor. Una de las chicas le contestó que creía llevar uno en la cartera. Con su mano comenzó a revolotear el interior de la bolsa cual tómbola de sorteo hasta que dio con algo. “Aquí está, dijo…” A que no adivina lo que sacó. Un encendedor de esos largos que se usan para prender las estufas, se escuchó un “clack” y desde varios pies de distancia encendió el cigarrillo del compañero. No salía de mi asombro y entre risas le pregunté qué hacía con eso en la cartera. Me explicó que lo llevó para una presentación de una clase. Yeah right…

Precisamente, reconozco que una de las “Masters” son ustedes las universitarias. “Antes muertas que sencillas”, pero siempre bien equipadas. Voy a hacerle una prueba. Imagínese que estamos en un salón de clases y saqué varios papeles. Pregunto si alguien tiene una grapadora. A que adivino donde aparece una, en su cartera. La cartera universitaria no solo sirve para llevar la libreta porque en ella guardan desde presillas, gomas, marcadores, “liquid paper”, tarjeteros y hasta una tableta. Yo vivo agradecido de las que nunca me dejaban sin tomar notas importantes. Recuerdo cuando necesité un lápiz o bolígrafo y peguntaba, el salón de clases lucía una galería de cartucheras sacadas del interior de una cartera para darme a elegir.

Y venga acá… cuénteme, no tiene usted maquillajes, prendas, pastillas y cables “por un tubo y siete de llaves"; verdad. Y qué me dice del revolú de menudo. Tengo una amiga que cuando estaba corta de dinero rebuscaba la cartera y siempre salía bonificada. Recuerdo una vez recogío cerca de $10 dólares.

Ahora bien, si usted es madre apuesto a que su cartera está blindada. Ni hablar, me imagino que tiene desde sobres de azúcar, paquetes de cubiertos, “chubs”, curitas, juguetes, corta uñas y limas, por mencionar algunos. 

Pero esto no termina aquí, tenía una compañera de trabajo que cuando andaba con sus hijas, cargaba en la cartera un DVD portátil y una selección de películas desde Barney hasta los conciertos de Hannah Montana. De la misma bolsa, sacaba una frisa pequeña y un paquete de “pop corn”. Literalmente, convertía cualquier lugar en una sala de cine.

No menos importante, son las carteras “partiseras”. Cuando una mujer se va de “trip” no puede faltar la cámara, el cargador, las baterías y el estuche. Puede que también lleve, pastillas para el “jangover”, “pepper spray” y hasta profilácticos. Mucho pero que mucho “lip gloss”, un pote de pega por si se rompe el tacón y un kit de costura pequeño para remendar cualquier accidente en la ropa.

Ya lo ve usted, tienen literalmente de todo y no miento. Podría llenar páginas continuas de todas las cosas que he visto en ellas.  A ver, anímese a contarnos sobre otras cosas que usted lleva.