Ni una víctima más de violación por parte de un sacerdote. Foto: LaMujerdePurpura.com |
Muchos crímenes hay en el mundo y estoy casi seguro de que coincidimos en que el abuso sexual infantil es el peor. No tan solo por los trastornos y huellas que deja en las víctimas. Sino, por la naturaleza nauseabunda de tal perversión.
Recuerdo la escena en que Jesús yacía crucificado mientras sus asesinos repartieron entre sí sus vestidos, echando suerte (Lucas 23:33-34). Por increíble que parezca, ya son demasiados los niños que protagonizan el calvario y el mundo entero debe exigir un cese y desista de la hipocresía.
De todo lo que pudiese opinar, me limitaré a 3 cosas. Primero, he aquí lo que pudiera ser evidencia tangible en el fracaso de toda imposición eclesiástica sobre cualquier necesidad biológica del ser humano. Claro está, nada justifica las intenciones asqueantes que pueden llegar a nacer en ciertos seres humanos, pero me atrevería a asegurar que esta práctica pudiera contribuir a este tipo de crímenes.
Segundo, que le sirva de ejemplo a todo el que se atreve o se atreviera a jugar con la espiritualidad ajena y se esconde detrás de palabras sagradas para atentar contra los demás. Peor aún, manipular con miedo, abusar y mentir descaradamente contra tantos inocentes y minorías. Bien lo dice la palabra: "Maldito el hombre que confía en otro hombre" (Jeremías, 17).
La verdad puede ocultarse por mucho tiempo pero tarde o temprano siempre rebota como balón sumergido en el agua. No soy quién para decir si se lo merecen pero cada cual cargará la cruz de su propio calvario.
La verdad puede ocultarse por mucho tiempo pero tarde o temprano siempre rebota como balón sumergido en el agua. No soy quién para decir si se lo merecen pero cada cual cargará la cruz de su propio calvario.
Tercero, si recogen firmas para tantas cosas triviales les comparto una buena idea. Ya lo hizo una víctima y alcanzó 22 mil endosos en un intento anterior. Sería bueno que el mundo entero les exija por buena vez un cese y desista. A mí me falta experiencia, influencia y educación a fondo sobre el tema, lo admito; pero quedo dispuesto a apoyarlo. A fin de cuentas, se trata de contribuir a que no sigan pagando los más inocentes.
Por último, a usted padre, madre o encargado que me lee. Coño tenga malicia!!!! Ya lo reseñó Ana María Polo [4:15], con la cual coincido y cito: "Todos los seres humanos tienen su perversiones, su morbo, sus gustos raros... TODOS !!! ... el que se haga el más santo. Allá ustedes. Todos esos que ustedes ven censurando esto y aquello posiblemente son los más puercos de todos los puercos en el mundo y aquellos que más predican"...
Mientras el hacha va y viene, siento compasión y piedad por las víctimas de semejante delito. Doy gracias a la vida por sostenerme de una fe genuina por perseguir lo que considero verdad. Como punto final, me hago eco de una de las frases más importantes en la historia: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen"...
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