Levanten la mano los graduados. Reciban mis felicitaciones. Me hago partícipe del júbilo y la celebración que significó nuestra graduación. Fue una experiencia única e inolvidable. “Todo es bello y maravilloso”, pero nunca se habló de algo en particular. No hay acto de graduación sin protocolo. Me imagino que a usted también le dijeron que la ceremonia comenzaría temprano.
Es probable que sus actos de graduación hayan empezado también con atraso. Sabe que es parte de nuestra cultura. Lo citan para las ocho de la mañana y comienzan a las diez. Gracias al protocolo, el graduando no desfila hasta que primero lo haga la facultad y la “alta alcurnia”. Sí, me refiero a la parte en que modela cuanto viejo decrépito pueda caminar ese día. Aquellos que nunca vimos en nuestros cinco o seis años de estudio.
La pasarela de personal que lució togas extrañas y pasadas de moda. Aquí la matemática es simple. La [edad promedio] + [cantidad de personal] = Al tedio en este desfile. Insisto, esta parte la deberían eliminar, o por lo menos, montarlos a todos en una carroza o en carritos de golf y llevarlos de acuerdo al departamento. Es justo y necesario comenzar a ahorrar un 85% del factor tiempo y un 25% de la energía que consumen en esta parte de la ceremonia.

Dígame si es o no cierto que no faltaron los estornudos, llantos de bebé y la tos entre los oyentes. Entre tanta palabra de domingo surgió una epidemia de aplausos que acaparó el auditorio en boicot del bendito discurso. Para su conveniencia siempre repiten “sé que estoy hablando mucho”, varias veces y a fin de cuentas imperaron los aplausos que reclamaron el cese y desista.
Llegó el momento de los premios y reconocimientos. El desfile de nombres, títulos, honores y escuelas. La parte en que se descubren quienes tienen el más grande fan club. Los que se caen y el que mejor posa con el papel y la cinta.Vístase de paciencia porque cuando haya sido declarado graduado, el hambre y el cansancio lo tendrán agotado.
Ahí pareció todo acabar, pero no fué así, porque hubo que luchar entre la mar de gente para dar con nuestros familiares. No había señal en nuestros teléfonos celulares. Por otro lado, todos estarán posando para fotos, los niños estarán llorando y el alboroto amenizará la conclusión. Por supuesto, estuve una hora más intentando salir del bullicio sin perder a mis familiares, fue peor que las justas o las fiestas de la calle San Sebastián. Para arrematar, estará sobre media hora para que sus familiares y usted se pongan de acuerdo en elegir a dónde irán a comer.
Ahí pareció todo acabar, pero no fué así, porque hubo que luchar entre la mar de gente para dar con nuestros familiares. No había señal en nuestros teléfonos celulares. Por otro lado, todos estarán posando para fotos, los niños estarán llorando y el alboroto amenizará la conclusión. Por supuesto, estuve una hora más intentando salir del bullicio sin perder a mis familiares, fue peor que las justas o las fiestas de la calle San Sebastián. Para arrematar, estará sobre media hora para que sus familiares y usted se pongan de acuerdo en elegir a dónde irán a comer.
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